Lágrimas
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«Lo que empieza siendo un réquiem por los seres queridos inmediatos, todos sus hermanos y su sobrino Eduardo, muerto en plena juventud (a quien dedica el poemario), acaba siendo el lamento por la muerte propia, que ella sabía inmediata. El dramatismo del asunto no se contagia a las maneras empleadas. Hay siempre una medida exquisita, una contención extrema.»
Luis Marigómez | El Norte de Castilla