Una autobiografía sobre el deseo, el exilio y la propia lengua

«La primera vez que me declaré a mi madre, tenía tres años… Yo tenía propósitos serios: pretendía casarme con ella… Constituir un matrimonio lleno de amor, ternura, comprensión y gustos compartidos». Así empieza el libro donde narra con dulzura y asombro su primera infancia y juventud.

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