Para Julia Otxoa la poesía material –visual y objetual- es un campo de expresión transfronterizo, un laboratorio de ilimitadas intervenciones, expresiones estéticas, con el fin de una amplia gama de sugerencias, que oscilan desde la denuncia al lirismo, la ironía, el humor, el juego y la paradoja, como conjura del estado de perplejidad y extrañamiento ante el mundo, como exorcismo de la violencia y del sufrimiento.