Los relatos mantienen una temperatura constante gracias a un lenguaje preciso y cuidado, un acuario limpio en el que conviven cincuenta criaturas de diferente tamaño y belleza; y esa es una virtud que hay que reconocerle a Otxoa; pero creo que si por algo destacan estos cincuenta textos es por la crítica social, política y artística de sus argumentos.