En Safaris inolvidables da la impresión de que, más que tratar el tema de la memoria, Clemot intenta reproducirlo. El resultado es una colección de cuentos que aspiración a buscar el equilibrio entre la fragmentación y la unidad, que quiere encontrar la respiración en el ritmo y que, para eso, recurre a la variación de las voces —pero todas quedan dentro del ronroneo monocorde de la melancolía— y a la amplitud variable de los relatos.