Leerla es sumergirse en ese mundo de las personas de buena ley a quienes la historia —¡la vida, redios, la puta vida!— acaba arrollando, un mundo de humanidad en el dificultoso camino del aprendizaje vital.
Leerla es sumergirse en ese mundo de las personas de buena ley a quienes la historia —¡la vida, redios, la puta vida!— acaba arrollando, un mundo de humanidad en el dificultoso camino del aprendizaje vital.