Parra
Es el seudónimo de la escritora venezolana Ana Teresa del Rosario de la Parra y Sanojo, que al fallecer su padre —cónsul de Venezuela en Berlín— se instaló en España para cursar estudios en el internado del Sagrado Corazón de Godella (Valencia). Publica sus primeros cuentos en revistas de París y Venezuela (algunos de ellos firmados con el seudónimo Fru-Fru, hasta que en 1924 logra en Francia el primer premio en un concurso de escritores con Ifigenia, novela donde narra el drama de la mujer cuya voluntad se ve cortada por la sociedad machista de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Viaja a Cuba como representante de Venezuela en la Conferencia Interamericana de Periodistas (1927) y regresa a Europa, donde comienza a escribir su segunda novela, Las memorias de Mamá Blanca, obra en la que recrea el ambiente de su niñez, a travñes de los personajes y el ambiente de una hacienda venezolana. Está considerada la mejor escritora de Venezuela, a cuya literatura aportó no poca frescura narrativa, así como su sólido equipaje intelectual, fruto tanto de sus abundantes y aprovechadas lecturas, sino de sus muchos viajes. Efectuó algunos de ellos para intentar curarse de una tuberculosis que se le detectó en 1929: se trasladó a Suiza para internarse en un sanatorio, donde residió hasta poco antes de su muerte en el Madrid prebélico de 1936. Sus restos fueron trasladados a Caracas en 1947 y desde 1989 reposan en el Panteón Nacional, convirtiéndose en la primera mujer venezonala que reposa en este mausoleo.