Balzac
Está considerado como uno de los fundadores de la novela actual y el novelista francés más importante de la primera mitad del siglo XIX. Junto con Flaubert, es el principal representante de la llamada novela realista. De hecho, su preocupación por el realismo y las descripciones con detalle resultó muy influyente en la posterior narrativa de su país, si bien su realismo convivió siempre con elementos románticos del Balzac «visionario», según expresó Baudelaire. En 1814 se traslada con su familia a París, donde estudia Derecho y empieza a trabajar en un bufete, si bien su afición a la literatura le lleva a abandonar su carrera de abogado y escribir el drama Cromwell (1820), que fue un rotundo fracaso. Sin embargo, gracias al apoyo de madame De Berny, mujer casada y mayor que él, sigue publicando novelas históricas y melodramáticas bajo seudónimo, que no le reportan beneficio alguno. Emprende varios negocios, que también fracasan y le llenan de deudas, agravadas por su tendencia a derrochar y su pasión por el coleccionismo de arte. Su suerte cambia y con El último chuan (1829), primera novela que publica con su apellido, logra un gran éxito, que le motiva a escribir con febril actividad. Consolida su prestigio con otras novelas —La fisiología del matrimonio (1829) y La piel de zapa (1831)— y la amistad con la duquesa de Abrantes le abre las puertas de los salones literarios y de sociedad. Tras publicar La búsqueda de lo absoluto (1834), concibe la idea de crear un mundo de ficción con unos mismos personajes que aparezcan en distintos relatos, lo que da a su obra un sentido unitario y es el germen de La comedia humana, su voluminoso y ambicioso proyecto narrativo para reflejar la sociedad de su tiempo (de las 137 novelas que debían integrarla, cincuenta quedan incompletas), cuya publicación inicia en 1841. En esa época empieza su intercambio epistolar con la condesa polaca Eveline Hanska, con quien mantuvo una intensa relación, de encuentros breves hasta que fallece el marido de ella (1843). Cinco años después y poco antes de morir, Balzac se casa con Eveline, si bien entretanto se relaciona con otras amantes. El final de su vida estuvo marcado por la febril actividad creativa para completar su proyecto y frenar el acoso de sus acreedores. Estas dificultades económicas contrastan con el reconocimiento social que fue alcanzando: preside desde 1839 la Société des Gens de Lettres y, como director de la Revue Parisiense, interviene en numerosos asuntos públicos de su país.