El ojo del pez nos mira de par en par. Entre el hielo que defiende su apariencia más fría los pescados reposan expectantes, no pierden ojo de nuestros movimientos.
Los maestros del realismo sucio son conocidos por su descripción de la cotidianeidad. Sin embargo uno de sus grandes méritos es la facilidad con que insertan elementos inquietantes, casi terroríficos, que desplazan la narración de lo anodino hacia terrenos...
El afamado premio literario José Nogales, de la Diputación de Huelva, es ese que yo jamás ganaré, porque lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.