La escritura pausada y profunda de la autora, así como el dibujo de personajes perfectamente reconocibles, hace que cada uno de estos relatos nos transmita una emotiva empatía. Nos permite reconocernos como lectores y como partes integrantes de un mecanismo social en el que se ha perdido la capacidad de impresión. El visitante de estas habitaciones privadas, podrá ser cómplice de una mirada escéptica y triste sobre el actual mundo que nos ha tocado compartir.