Susana Hernández nos trae a una Sonia que poco a poco se ha ido haciendo más fuerte, más entera, más amarga, también más dura, sin que eso evite algún engaño que otro, algún dolor que otro. En esta entrega, la autora barcelonesa le ha puesto delante a la detective un caso peliagudo, lleno de aristas y secretos, pero que ha logrado sacar a Sonia del hastío doméstico y personal al que la condenó un mal caso.