El afamado premio literario José Nogales, de la Diputación de Huelva, es ese que yo jamás ganaré, porque lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.
Los maestros del realismo sucio son conocidos por su descripción de la cotidianeidad. Sin embargo uno de sus grandes méritos es la facilidad con que insertan elementos inquietantes, casi terroríficos, que desplazan la narración de lo anodino hacia terrenos...
Dos personas cruzan su soledad apagando y encendiendo una luz: son dos náufragos de lo cotidiano por diferentes razones. No se conocen, no tienen nada que ver el uno con el otro. Se encuentran en dos edificios de una avenida, uno enfrente de otro.