Un relato verdaderamente luminoso.

Su virtud es, más bien, la capacidad creadora, la inventiva engendradora de mundos posibles varios y variados. Lo que sí hay es una atmósfera peculiar y un estilo singular que hemos desgranado a lo largo de esta reseña.

Bloy parece escribir en permanente estado de indignación.

Basta con su poderío verbal para elogiar su literatura, incómoda especialmente para los convictos de beatería y cualquier forma de hipocresía religiosa y moral. Quizá pueda empachar, pero es un autor que en dosis justas enseña una valiosa lección de verdadero...

Un guiño de complicidad intelectual

Éste es uno de esos libros que no deberían pasar inadvertidos. Incluso para los lectores familiarizados con la obra de este sorprendente escritor manchego va a constituir una experiencia inesperada encontrar reunida en una selecta antología sus escasamente accesibles...