La intención más encomiable de la novela tiene que ver con los modos en que nos imbricamos los seres humanos unos con otros, cada uno con su melodía, su estridencia, su cantinela, su clamor, sus susurros, la necesidad de expresar hasta lo que parece...
Peri Rossi hace un retrato sentido y convincente de la inútil aspiración al paraíso y la felicidad. La expone sin retórica verbal ni imaginativa (salvo por su manía culturalista tan inconveniente).
Poemas breves, de cinco versos cada uno, escritos en un lenguaje tan sencillo como misterioso. Misterioso porque nunca acaba de contarnos nada, claro porque nada oculta, porque no se esconde bajo ningún disfraz.