Si estuviera tipificado el delito de la negligencia editorial, sin duda Ramón Gómez de la Serna sería una de las principales victimas, ya que nuestro autor sufre uno de los olvidos más clamorosos de las letras españolas.
Hacer el papel de precursor en literatura no es tarea grata, puesto que la crítica suele poner sus miras en los ulteriores escritores que han asimilado las enseñanzas y han llegado a la madurez necesaria para ser objeto de culto.
La estupenda edición que de uno de sus mejores libros de cuentos, si no el mejor, hace una editorial recién nacida con el nombre de Menoscuarto Ediciones, que parece querer volver a aquellos tiempos todavía no lejanos en que las casas editoriales con vocación...